La importancia de un consumo adecuado de sal
¡Qué frío hace! Pero no importa. Ni el frío ni el invierno nos detiene para brindarte esta importante información que de seguro te servirá muchísimo.
A medida que pasan los años, el cuerpo cambia. Eso lo sabemos todos. Algunos cambios son evidentes, como la vista que ya no es la misma, o las rodillas que se quejan cuando subimos una escalera… pero hay otros más silenciosos, como la forma en que nuestros riñones procesan la sal.
La sal, esos granitos blancos que tanto sabor le dan a nuestras comidas, pueden convertirse en una enemiga si se consume en exceso. No se trata de eliminarla por completo, sino de aprender a usarla de forma más consciente. En 4Life Seguros “aliñamos” este artículo para ti.
¿Por qué hay que tener cuidado con la sal?
Primero que todo la sal no es dañina en sí. El cuerpo necesita algo de sal para funcionar bien. La sal ayuda a mantener el equilibrio de los líquidos, a que los nervios transmitan señales y a que los músculos trabajen como deben. Pero cuando se pasa de la cuenta, especialmente después de los 60 años, puede provocar varios problemas, especialmente con la presión arterial.
Una presión alta puede pasar desapercibida durante mucho tiempo, pero daña el corazón, los riñones y hasta los ojos. Muchos adultos mayores tienen hipertensión sin saberlo, y una de las causas principales es el exceso de sodio en la alimentación.
¿Dónde está la sal?
La mayoría de las personas piensa que la sal solo está en el salero de la mesa. Pero no es así. Gran parte de la sal que consumimos está “escondida” en alimentos procesados: pan, embutidos, sopas instantáneas, conservas, quesos, snacks, salsas envasadas, etc. Incluso algunos productos dulces pueden tener sodio. Cuesta creerlo pero así es.
Por eso, aunque no le pongas mucha sal a la comida en casa, si comes muchos productos envasados, igual podrías estar superando la cantidad recomendada, así es que mucho ojo con eso.
¿Cuánta sal es la adecuada?
La Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda no consumir más de 5 gramos de sal al día. Eso es más o menos una cucharadita de té rasa. Pero recuerda, no estamos hablando solo de lo que tú agregas al cocinar, sino del total que consumes, incluyendo lo que viene en los alimentos ya preparados.
En Chile, según el Ministerio de Salud, muchas personas consumen casi el doble de lo recomendado. Esto aumenta considerablemente el riesgo de enfermedades cardiovasculares, es decir, del corazón.
¿Qué puedes hacer?
Reducir el consumo de sal no significa que tu comida tenga que quedar desabrida. Hay varias formas de mantener el sabor y cuidar tu salud:
- Usa sal con moderación y elige ingredientes naturales, como hierbas y especias. El orégano, la albahaca, el tomillo, el comino, el ajo y la cebolla dan mucho sabor sin necesidad de sal extra.
- Lee las etiquetas y busca productos con bajo contenido de sodio. Si un alimento tiene más de 400 mg de sodio por porción, no te lo recomendamos. Busca otra alternativa.
- Cuida el pan y los embutidos. Puedes buscar panes bajos en sodio o limitar su consumo a porciones más pequeñas.
- Evita las sopas y caldos en cubo. Sabemos que son prácticos, pero contienen mucha sal. En su lugar, prepara tus propias sopas con verduras y condimentos naturales… ya tú sabes.
¿Cómo darte cuenta si estás consumiendo demasiada sal?
Te daremos unas cuantas señales para que estés pendiente: presión arterial alta, retención de líquidos (se te hinchan los tobillos o las manos), sed constante o te despiertas varias veces en la noche con ganas de orinar.
Sin embargo, lo más recomendable es consultar con tu médico. Un examen de presión y algunos análisis simples pueden darte una idea clara.
Pequeños cambios, grandes resultados
No se trata de hacer una dieta estricta de un día para otro. Se trata de ir cambiando algunos hábitos, poco a poco, hasta que se vuelvan parte de tu rutina.
En 4Life Seguros cerramos con este pequeño consejo…
Si hoy usas una cucharadita entera de sal para cocinar, mañana usa un poco menos. Si te acostumbras a leer las etiquetas del supermercado, con el tiempo sabrás elegir los productos más saludables sin pensarlo mucho. Súmale que tu “mano” para la cocina no necesita la sal para el sabor. El secreto lo tienes tú.
